Ni universidades ni escuelas: ambos
se respetaron de más, ninguno mostró alternativa a su estilo y ambos
decepcionaron.
El tan esperado combate que significaría la graduación de Saúl “Canelo” Álvarez y la irrepetible oportunidad que tanto anhelaba Erislandy Lara, al final decepcionó y los dos boxeadores quedaron a deber a su público.
FOTO: SHOWTIME
El intrépido arranque del tapatío
dejó entrever que era cuestión de dos o tres rounds para pescar al cubano y finiquitar el combate.
Sin embargo, esta premisa se desmoronó conforme avanzaron las
acciones y Lara huía en cada intercambio, mientras los guantes del jalisciense
se impactaban en las cuerdas.
La siempre prestigiada y eludida
escuela cubana se presentó en los asaltos tres y cinco, cuando el autonombrado
“American Dream” lanzaba el doble jab, seguido de un potente recto efectivo, y
en seguida desaparecía a la respuesta de su oponente, quien quedó ridiculizado.
Pero Erislandy no supo llevar el
combate como lo hizo su paisano Guillermo Rigondeaux ante Nonito Donaire, y lució
como ante Paul Williams y Carlos Molina, pleitos que perdió y empató,
respectivamente, y se vio escaso de recursos con rivales que tampoco proponen.
Álvarez mostró que no es peleador
inflado. Tras perder el invicto con Floyd Mayweather, no fue su problema que Alfredo
el “Perro” Angulo no saliera a pelear en marzo, y en esta ocasión, mostró el
poder para frenar a uno de los más evitados en súper welter.
Sin embargo, de un ídolo se
espera mucho más. Recordé, por instantes y guardando las dimensiones, a Julio
César Chávez ante Pernell Whitaker, donde el fajador nunca pudo lucir, pero el
estilista tampoco plasmó la superioridad de su boxeo.
Sin duda fueron más notorias las
piernas de Lara, envidiadas por el mejor maratonista, que las combinaciones que
erró “Canelo”.
Leí comentarios donde mencionaban
que el cubano no exhibió la escuela de su país, sino la jamaiquina o la keniata,
o los siempre detractores del tapatío que aseguran que el pelirrojo está
protegido por Televisa y Oscar de la Hoya, y de paso desprestigian a su
esquina.
Lara, antes de este combate, era
el boxeador más evitado en las 154 libras, razón por la que esta función fue la
primera que estelarizó un PPV, y quizá la última.
“Canelo” no se asustó como ante
Mayweather y propuso la pelea, lo buscó en todos los asaltos y aunque, como de
costumbre, a partir del 8 ya respiraba por la boca, el isleño tampoco cerró
como en sus demás peleas, corriendo de principio a fin al mismo ritmo.
En el último round, un volado del
mexicano sacudió la cabeza de Lara, cuyas piernas se tambalearon en los
siguientes tres segundos.
Lara exigió la revancha. ¿Con qué
argumentos se la ofrecerían al público? No mostró algo distinto para vencer a
un taquillero. Cuando un boxeador quiere convencer o derrotar a un ídolo, debe
hacer algo nuevo a lo que ya se le conoce, y Lara fue el mismo.
Fue abrumadora la diferencia en
los movimientos de piernas y cintura, donde el cubano dio cátedra y Álvarez se
veía hasta torpe al tratar de alcanzarlo, sin saber moverse a su ritmo y peor
aún, sin idea de cómo cerrarle los ángulos y trabajarlo contra el encordado.
Desesperante fueron los abucheos
cuando el cubano Lara no soltaba los brazos, y aunque en el porcentaje de
golpes de poder –según Compubox- “Canelo”
fue quien dominó, durante todo el combate sólo conectó 9 de los 183 jabs que
lanzó, cifra sin duda alarmante.
En súper welter, “Canelo parece
imbatible”. Habría que ver si el “pacto de paz” entre Arum y De la Hoya pactarían un combate conel invicto
Demetrius Andrade, campeón OMB y quien
ya retó en las redes sociales al mexicano, porque es conocedor de que podrá cobrar la
mejor bolsa de su carrera, y sobre todo, porque tiene todas las condiciones
para derrotarlo, o al menos volver a exhibir sus carencias.
En Cuba y Centroamérica se habla
de un robo. Pienso que fue una pelea difícil de calificar y un empate habría
sido justo.
Hace dos semanas, Yuriorkis Gamboa
viajó a Omaha, Oklahoma, tierra de Terence,
Crawford, a quien retó para arrebatarle el cinturón ligero OMB, y se vio
dominante desde el principio hasta el quinto asalto, cuando registró una caída.
Después de que el estadounidense
se adaptó a la perfección, y ante el apoyo de la localía, al “Ciclón de
Guantánamo” no le quedó de otra que fajarse, lo que le costó ser mandado a la
lona en tres ocasiones más y perder por nocaut técnico en el noveno.
De haber seguido el estilo de su
compatriota Lara, Yuriorkis habría perdido, pero hubiera sido una pelea
aburrida, se hablaría de un robo, y el nombre de Crawford para nada se habría
destacado entre la élite boxística; si Lara se hubiera fajado, quizá vendría un
sorprendente KO en su contra y se hablaría de que “Canelo” ha progresado un
mundo y está listo para una revancha ante Mayweather.
Al final, no hubo ni honor ni
gloria, como se nombró a la cartelera. La escuela cubana que Lara cantó que iba
a imponer desde antes de aparecer en la conferencia de Canelo- Angulo no asustó
a nadie, y la universidad mexicana de boxeo que presumió el entrenador de
Canelo, José “Chepo” Reynoso, se vio como una telesecundaria o bachillerato
semiescolarizado avalado por la UdeG.
Gracias por leerme... ASR