La
Jaula (parte 1)
“Revivamos nuestra infancia al recordar esta joya de comercial. Nike
nos regaló uno de los mejores promocionales de toda la historia con...’La
Jaula’ ¿Cuántos lo recuerdan?”, dice el enlace que publicó
la página de Facebook AS México el
jueves 27 de abril por la noche.
Roberto Carlos, quizá el mejor lateral izquierdo de la historia, fue uno de los estandartes de "Scorpion", como Nike nombró a su campaña publicitaria de 2002 y 2003.
Al abrirlo me decepcioné porque
simplemente aparece el video, sin algún texto informativo respecto aquel
“torneo secreto” disputado en un barco, compuesto por ocho equipos, de tres
jugadores cada uno, y, como lo indica al inicio el astro francés Eric Cantona, el
ganador resultaba ser quien anotara primero en una portería diminuta: un
“mete-su-gol”, como se diría en la primaria cuando había un chingo de retas, o
el “gol gana”, cuando sonaba la chicharra que nos indicaba que debíamos
regresar al salón. Me pareció una publicación muy simple y decidí describir aquel
emotivo anuncio, que fue causa de muchas pláticas previas y posteriores a las
cascaritas que jugaba en la calle, en el ya muy lejano 2002, y también durante
el recreo, estando en la secundaria.
Pequeñas canoas, tan simples que son
incapaces de inquietar al mar oscuro y calmado, transportaron a las estrellas
de Nike rumbo a un viejo barco; al llegar a su destino, ingresaron a una cancha
más chica que las de fútbol sala, y que en realidad era una jaula, ya que
también estaba cercada por la parte de arriba. Como si se tratara de un domador
de circo y no de un árbitro, Cantona figuraba por encima de las rejas; trajeado
y con bastón, se movía a paso de catrín mientras ensalzaba a los cracks que exhibían
sus mejores cualidades. Aunque los comerciales se transmitieron por partes y
sin orden, describiré el video final, donde se respeta la cronología.
La primera tercia en aparecer fue el “Equipo de Fuego”, conformado por elementos
de la Lazio: los atacantes argentinos Hernán Crespo y Claudio López (el famoso
“Piojo” que llegaría al América en lugar de Cuauhtémoc Blanco en 2004),
acompañados por el mediocampista Gaizka Mendieta, a quien muchos recordamos
porque el conjunto romano pagó como 40 millones de euros al Valencia, y no
tanto por su estilo de juego. Su rival, “Tutto
Bene”, conformado por los defensas Rio Ferdinand y Fabio Cannavaro, junto
con el volante checo Tomás Rosicky, quien hasta el año pasado militó en el
Arsenal y actualmente pertenece al Sparta Praga, club donde se formó.
Pese a tener a dos de los mejores zagueros
centrales de aquellos bellos tiempos, el “Tutto Bene” fue despachado en su
primera intervención, en lo que fue juego insulso, repleto de taconcitos sin
chiste, empujones y barridas criminales al más puro estilo sudamericano, que
ameritan sanciones de cárcel. Quizá para justificar el costo de su traspaso a
la Serie A o Calcio, la marca de la palomita ordenó que Mendieta figurara en
ese clip: tras una vistosa jugada que incluía una bicicleta, el español anotó
el gol, el cual Crespo festejó como si él hubiera sido el autor.
En verano de 2002, pocos meses después de
estrenarse este comercial y de concluir la Copa Mundial de Corea-Japón, Fabio
Cannavaro pasó del Parma al Inter de Milán, y el Manchester United pagó 48
millones de euros al Leeds United por Rio Ferdinand, la cifra más alta por un
defensa hasta 2014, cuando el PSG adquirió a David Luiz, por 49.5 mde. Rosicky
brillaba en el Borussia Dortmund, que en ese año perdió la Final de la UEFA
Europa League.
En el segundo compromiso se presentó el
equipo más carismático: “Os tornados”,
que derrochaba la magia brasileña de Ronaldo y Roberto Carlos, junto a la clase
del portugués Luis Figo. Estas estrellas se midieron a los “Funk Seoul Brothers”, donde también
había representantes del “jogo bonito”: Ronaldinho y Denilson, quien a mi
juicio, fue más espectacular en los anuncios televisivos que en la cancha. El
tercer elemento era Seol Ki-Hyeon, de quien hasta ahora me vengo a enterar que
militaba en el Anderlecht de Bélgica, y siendo honestos, nunca me interesé en
saber en él y ya ni me acordaba de su aparición. ¿Qué hacía en la jaula? Se
aproximaba el primer mundial del nuevo siglo y del nuevo milenio; sería la
primera copa en Asia y había que invitar a un coreano. Seguro por eso fue.
Denilson es el primero en lucirse, con
jugadas o, mejor dicho piezas de baile repletas de “crema”, en una zona de
campo innecesaria. En la escuela, quienes se atrevieron a imitarla, siempre
quedaban como idiotas, pues les faltaba el feeling y la seguridad que suele
tener un crack brasileño. El “Fenómeno”, tal vez enojado por no ser él quien
atrajo los reflectores, lo encaró y le jaló la casaca, aunque para la mala
suerte del volante del Betis, no contaban las faltas en este certamen;
Ronaldinho, con un peinado al estilo afro, encaró a su tocayo por faltarle el
respeto al balón con esa actitud, pero termina empujándolo.
Un juego sucio, sin duda, pero colmado de
magia: quien conduce el balón, simula tenerlo pegado a su pie -incluso al hacer
fintas-, al pecho o en los hombros. En la jugada clave, “Dinho” burló a sus
oponentes, con túnel incluido para el “Feno”, pero su disparo pegó en el poste
y en el contragolpe, Ronaldo y Figo triangulan y cuando aparece la figura de
Roberto Carlos, surgió la jugaba más espectacular del torneo. El excelso
lateral izquierdo del Real Madrid colocó el esférico entre sus dos tobillos y
como si fuera a realizar una “lagartija”, lo impulsó hacia el arco, recordando
un poco aquel “escorpión” que inmortalizó el portero colombiano René Higuita.
Mis amigos y yo no comprendíamos cómo Ronaldinho
jugaba en el PSG, que en ese entonces no acaparaba los reflectores como en la
actualidad: era un club pobre, lo mismo que el Betis, donde Denilson pasó años
haciendo jugabas alegres para las gradas, pero que de poco servían para
conseguir logros importantes. De Seol, según Wikipedia jugó los mundiales 2002
y 2006, militó en el Fulham entre 2007 y 2010 (en ese entonces yo era ferviente
seguidor de la Premier League… y no lo recuerdo). Figo, Ronaldo y Roberto Carlos,
poquito después serían parte de los “Galácticos” merengues y hasta me siento
menso al tratar de describir lo mejor de sus trayectorias.
Toros
Locos VS Cerberus fue el
tercer encuentro. Fredrick Ljumberg, quien se distinguía por su mechón rojo,
acompañaba a los blaugranas Luis Enrique y Javier Saviola, juvenil de 20 años
surgido en River Plate que tras un magnífico primer año en la Liga Española,
apuntaba a ser el futuro goleador de un alicaído Barca. Los contrincantes que
debían derrotar estaban comandados por Edgar Davids, figura de la Juventus. Su
compañero de club Lilian Thuram, y Sylvain Wiltord, eterno suplente de Thierry Henry
en Arsenal y la selección francesa, completaban el equipo.
Asombrado por el potencial de los Toros
Locos, el “Pitbull” hizo una seña de reconocimiento por las fintas que le
aplicó el “Conejito” y el buen toque del mediocampista sueco, pero a la vez
parecía advertirles que les tenía una sorpresa guardada. Pero el dominio seguía
perteneciendo al conjunto que comandó el ahora entrenador del Barcelona, hasta
que Wiltord robó el balón, realizó un disparo fatal que sorprendió a sus
colegas, pero se lanzó de palomita para sellar el pase a las semifinales. Un
partido muy intrascendente.
Grata sorpresa fue que Saviola no fuera
convocado para el mundial, debido a que Marcelo Bielsa prefirió a los
experimentados Claudio López, Claudio Canigggia y Gabriel Batistuta, además de
Hernán Crespo, quien vivía el mejor momento de su carrera en la Lazio. Sobre
Luis Enrique, me gusta preguntar a mis amigos si creen que fue mejor jugador
que Pep Guardiola, y hasta hace poco, cuando anunció que ya no dirigiría al
Barcelona, me enteré que jugó, y varios años, en el Real Madrid. De Ljumberg,
recuerdo que nadie de la secundaria me creía que era modelo (lo sabía porque
siempre lo decía el Bambino Pons en los partidos del Arsenal). A Edgar Davis le
debo mi simpatía por la Juve, pasión que se incrementó gracias a jugadores como
Thuram, de quien me sorprendió saber que nació en la casi inapreciable Isla
Guadalupe; a Wiltord, ya lo describí arriba como el eterno suplente de “Tití”.
Para ponerle fin a la primera ronda,
entraron a la jaula el “Triple Espresso”, compuesto por Thierry Henry,
Francesco Totti y Hidetoshi Nakata (estos dos últimos coincidieron en la Roma),
junto con Paul Scholes, Rud Van Nistelrooy y Patrick Vieira, astros de la
Premier League que se hacían llamar los “Onetouchables”.
Las primeras jugadas son destellos de
Totti y Scholes, los capitanes, aunque tiene más trascendencia la soberbia
barrida de Vieira sobre la línea de meta para evitar el gol. Pese a que era
letal en el Manchester United, Van Nistelrooy falló una clara, pero su error no
costó debido a que en la respuesta de sus rivales, el tiro cruzado del “10” de
la Roma se impactó en el travesaño. No obstante, la segunda desatención del
atacante holandés sentenció el encuentro, luego de que al perder el balón se
generó una serie de rebotes que concluyó con una media tijera de Francesco.
Desde lo alto, el elegante francés vitoreó al “guerrero italiano” y menospreció
a los perdedores, como sentenciando un “pollice verso”, sin bajar el dedo
pulgar; este festejo bien pudiera compararse con el final de una batalla en el
coliseo romano.
Totti se retirará este año y nunca salió de la
Roma. Aunque Japón clasificó a Octavos en el Mundial de 2002, sin tanta
polémica como Corea del Sur -el otro local-, no recuerdo que Nakata haya sido
un verdadero referente; aún así, en 2004 me compré una camisa gris que simulaba
ser un jersey de Japón con su nombre: le guardaba cariño por el video. Henry
debió ganar la Champions con el Arsenal: en realidad fue un club que marcó
época, y se le reconoce poco; gran parte de la grandeza de los Gunners durante
la década pasada se debe a Vieira. En 2002 ya simpatizaba con el Liverpool,
pero no se me podía llamar fan porque respetaba al Man U, en gran medida por
Ruud y Paul; hoy puedo decir que son putos y me es indiferente su
trayectoria.
CONTINUARÁ…
ASR