5 de octubre de 2017

Hermano desconocido, te conoceré algún día

Hermano desconocido, te conoceré algún día

“Amamos la santidad de la familia cuando en verdad es santa, no sólo porque constituya un firme puntual del Estado”
Fiodor Dostoievski

Cuando tenía 16 y 17 me interesé por agrupaciones recomendadas en artículos de revistas musicales. En días pasados retomé dicha costumbre y leyendo un artículo en un fanpage de Oasis, aparecieron varias propuestas interesantes, entre ellos The Black Keys, que ya había escuchado, pero sin prestarles atención. Aceptable sonido, buena voz y también me agradó la razón del nombre, el cual supuestamente hace referencia a que un conocido de ellos, esquizofrénico, llama o llamaba “black keys” a aquellas personas que él consideraba que “no estaban del todo bien”...

Luego de identificarme con la canción “Lonely Boy”, busqué el disco “Brothers”. Como segunda opción en Youtube apareció el tema “Unknown brother”, el cual me llamó la atención. Excelente inicio: acordes lentos, como raspando las cuerdas (muy similar al comienzo de la pegajosa “Te quiero”, de Hombres G) y un “feeling” excepcional del vocalista, que no sé cómo se llama, ni investigaré en Wikipedia su nombre sólo por quedar bien con las cuatro o cinco personas que leerán este escrito.

FOTO: Let's play, brother, by Nekozumi (Deviantart)


Me atrapó la melodía y fue imposible no acordarme de él, de mi “hermano desconocido”, con aquel que no coincidí en este planeta porque nació dos años antes que yo, y murió poco después de salir del vientre de mi madre. Según me contaron, un mal día ella cayó y el bebé debió nacer prematuro, a los 7 u 8 meses de gestación, creo en los primeros días de octubre.

Es triste aceptar que no lo recordaba hacía mucho tiempo. Solía evocarlo constantemente entre los 16 y 21 años, cuando renegaba de mi familia, y sobre todo de mi nombre, porque indirectamente me lo heredó; así es, se llamó Arnulfo Saavedra Regla, justo como yo, y nació y murió en 1985. Si él no hubiese fallecido, mi suerte y mi autoestima serían diferentes, así pensaba durante la adolescencia, pues este es el único nombre ojete que hay en la familia paterna. Incluso también llegué a creer que, si no hubiera ocurrido aquel accidente, pude haber nacido en otra época y/o en otro lugar, como Londres, Montevideo o la colonia Santa Cecilia en vez de Puerto Vallarta.

Pero ahora que no padezco de los efectos que generan la taurina, cafeína, azúcar y demás cochinadas que contiene la Coca Cola, las cervezas artesanales, el Monster y los frapés, aunado a la melancolía de ver por las tardes a los Súper Campeones, a los Caballeros del Zodiaco (¡no le digan Saint Seiya, please!) y a Dragon Ball Z, son otros mis recuerdos: más dulces, más sinceros y más leales, conectados a mi infancia.

Sentí como escalofríos al escuchar la frase “Big brother, big brother, don’t worry a bit”. Recientemente pensaba en cómo habrían sido nuestras peleas, y llegué a odiarlo, dando por hecho que él sí habría adoptado esa postura del “hombre de la casa” que exigía mi papá, de estar jodiendo a las mujeres y actuando acorde a un panorama de dar a respetar ante los demás la “reputación” del apellido y de la familia; sí, en ese orden.

Lo bueno es que el siguiente fragmento de esta melodía dice: “your flame has not faded, since the day it was lit”. Algo así como “tu flama no se ha apagado, desde el día en que se encendió”. Entonces recordé que, a los seis años, antes de salirme a la calle con mis amigos, me gustaba creer que jugaba con conmigo, con los carritos que me compraban en el tianguis.

Aunque debiera ser mayor que yo, lo contemplaba pequeño, como dando sus primeros pasos, explicándole qué era cada juguete y cómo se utilizaban; cuál carrito era el suyo y cuál el mío.  En este entonces, y como hasta los 10 años, a cada rato preguntaba a mis papás por él, por “mi hermanito que se murió”. Pero siempre recibí respuestas -cuando las había- que dirigían a otro tema de conversación. 

No recuerdo cómo me hablaron de él por primera vez, pero debió ser viendo un álbum familiar, con una foto de un bebecito peludo, muy moreno, con sus rasgos faciales hinchados, más porque aún estaba recién llegado a este mundo, que por el deterioro físico que produce la muerte; de hecho, ni su boquita abierta es un indicativo preciso de haber fallecido; puedes creer, ¡quiero creer!, que simplemente duerme.

Siempre me ha gustado dormir solo, incluso cuando sentía miedo. Lo juro, es una adrenalina que a la fecha me satisface. Recuerdo que de muy pequeño me dejaban en una cuna, que estaba rodeada de juguetes y peluches de mi hermana, y por la noche se veían sus sombras. Imaginaba que se movían, que caminaban, y me asustaba. Simplemente me acurrucaba y cerraba los ojos. Años después, ya cuando dormía en mi propia cama, sentí que alguien me abrazaba cuando estaba acostado, esto sucedió 3 o 4 veces, curiosamente cuando estaba solo en mi cuarto. Pero no sentí miedo, no del todo, porque estaba convencido de que era él, que venía del cielo a visitarnos.

Al 2:40 parece que la canción va terminar, pero un pandero impide que llegue el silencio. Diez segundos después, reaparece el acorde rasposo y lento, que bendito Dios es el único tono de esta bella melodía de rock, que pudiera considerarse similar a la música simple y llana de los Hombres G. Sigue una frase desgarradora que se me dificulta escribir en español: “We'll smile like pictures, if you as a boy, long before you retired to heavenly joy”. Se repite el coro: Unknown, unknown brother, I'll meet you someday, unknown, unknown brother, We'll walk through fields where children play”.

Talvez a mi hermano desconocido sí le gustaría su nombre, o le sería de total indiferencia. Quién sabe. Lo cierto es que nunca nos dijeron qué pasó con él: si lo cremaron, lo enterraron o lo tiraron a una alcantarilla. Tan sólose trata de una rara situación de una exótica y falsa familia. Lo bueno es que últimamente mis insomnios son más cortos y me obligan a recordar tiempos aún más lejanos y bellos, y esta canción no evocó reproches, sino simplemente a decir en voz alta mientras canto por primera vez esta melodía: “unknown brother, I’ll meet you someday”…

ASR