Es muy probable que los jóvenes
vagos que al iniciar el filme golpean a Arthur Fleck tras quitarle el anuncio
que mostraba durante su horario laboral, formaran parte del tumulto que al
final lo liberó de la patrulla; la figura de payaso asalariado de la cual se
burlaron, después la veneraban, impulsados por un asesinato que se interpretó
como un acto de justicia social.
Espero que esta opinión no me convierta en un experto en cine frustrado
Vi la película de Guasón en
condiciones poco idóneas: sucedió el sábado de una semana en la que el insomnio
me consumió de forma terrible: en los tres últimos días dormí entre 10 y 12
horas, se me dificultó abrir los ojos y en cada pestañeo percibía luces verdes,
rojas y azules; para completar este escrito pensé en la opción de regresar al
cine, pero lo redacté de una vez porque esta película bien puede tratarse de
una ilusión del protagonista, según la interpretación de los relojes que marcan
las 11:11, lo mismo que el contraste notorio entre la torpeza que plasma
Joaquin Phoenix en su papel de payaso de fiestas infantiles con la elegancia y
ademanes refinados que realiza cuando viste un traje rojizo; es decir, existe
la posibilidad de que en realidad Batman tan solo sea una especie de Conde
Drácula moderno, creado por la ilusión y delirio de un comediante fracasado. Por cierto, es destacable el perfil de Thomas Wayne, el papá de Bruce, muy opuesto a los principios que suele defender el gótico y huérfano héroe con capa.
Viene lo relevante: el o los
momentos en que nos identificamos con el villano más peligroso de Ciudad
Gótica, esas comparaciones que en las redes sociales ofenden a más de un
purista. Este año he tratado de redactar crónicas, relatos y demás escritos.
Ahora mismo tengo un par de cartas inconclusas, escritas a mano con pluma de
gel para grabar la letra lo más bonito posible y así tratar de impresionar a
quien están dirigidas. Recordé este acto pendiente cuando Arthur asiste a la
terapia donde recibe medicamento y muestra su cuaderno. Sentí miedo porque a
mis hojas considero agregarles recortes fotográficos o de periódico.
Las letras de Joker de verdad asustan
Otro aspecto que me llegó es que
aún vivo con mi madre. Ella y yo solos en una casa de dos pisos llena de
humedad. Bueno, de repente nos visita gente y paso mucho más tiempo en la
calle, pero aún así es un trauma que me afecta desde hace casi una década.
Cuando su compañero payaso le
entrega la pistola, recordé las múltiples ocasiones en que mi padre (un militar
de profesión para quienes no lo saben) insistía en que yo debía aprender a
disparar. Seguido me pregunto qué sería de mí en caso de haber aceptado, porque
además de mi actitud en casa que por lo general consistía en llevarle la
contraria a mis papás, siempre dudé de la serenidad que me gusta mostrar en mi
día a día, y suelo estresarme con suma facilidad. Lo que quiero decir es que me
asaltan dudas como ¿habría disparado a la primera incitación contra quienes se
burlan de mí? ¿Tener una pistola me haría alguien prepotente? ¿Buscaría
enemigos solo porque cargo un arma? ¿Habría sido capaz de matar? ¿Ya me habrían
asesinado?
Y ya que he incitado crímenes
mortales, este drama aborda un rechazo a la clase social alta, por así decirlo:
Fleck asesina a quienes fueron catalogados por la prensa como “ciudadanos
ejemplares”, empleados de una importante empresa, propiedad del papá de Batman,
quien los cataloga como parte de su familia, a pesar de no conocerlos; Arthur
se deshace de los hipócritas, prepotentes, petulantes y bien vestidos, y no de
los pandilleros, también hipócritas y presuntuosos, pero de escasos recursos.
Aunque si se analiza a detalle, a estos últimos no los asesina porque estaba
medicado y todavía no portaba la pistola; aún así es se muestra la imagen rebelde
del Guasón, aunque en este filme, supuestamente alejado de la idiosincrasia
anárquica de los cómics (de súper héroes, sólo he visto la saga Spiderman que
protagoniza Tobby McGüire), el principal factor es la enfermedad mental: de
hecho, se emite un claro mensaje a los gobiernos que urge invertir más en salud
mental.
Abundan las bromas respecto a
quienes se identifican con el Joker; en las redes sociales, principalmente en
Facebook, existe un gran sector de intelectualoides que tildan de
millenial-experto-fracasado a toda aquel que expone una simple impresión. Las
burlas por opiniones que miles de personas compartieron en sus muros o feed de
Twitter, se viralizaron porque hacen reír y ciertos influencers los exhiben…
algo así como le sucedió a Arthur con el comediante exitoso, de quien no
recuerdo su nombre pero interpreta Robert de Niro.
Memes: todos somos Joker
Porque todos podemos ser el
Joker. Y porque muchas ciudades o países parecieran vivir en un caos sin
autoridad competente. Mientras busco inspiración para este escrito, en Sinaloa,
para evitar asesinatos de rehenes, liberaron a un narcotraficante, cuyo padre
burló a las autoridades mexicanas adiestra y siniestra, como si se tratase del
mismísimo Guasón, y nuestro presidente asumió el papel de villano, como alguna
ocasión lo hizo Batman con el fin de establecer el orden. Porque quienes
golpean a Arthur no dudo de que, si en lugar de habitar Ciudad Gótica en los 80
vivieran en la Ciudad de México actualmente, serían ninis beneficiados por
Andrés Manuel López Obrador, un líder que enojado por perder elecciones bien
podía ser el Guasón versión Heath Ledger, pero ahora que es Presidente actúa
como un payaso de cuarta categoría. Creo que ya me salí del hilo y terminaré
hablando de todo el odio que siento por este inepto HDP que tardó 15 años en
graduarse (muero por ver a Carmen Aristegui investigando los estudios de esta
chinche, así como lo hizo con el copetón de EPN) ...
¿Habrá un personaje más enigmático que el Guasón?
Como decía, nuestra sociedad, a
dos décadas del nuevo milenio, puede compararse con un thriller de un asesino
psicópata como el Guasón. Porque este mundo, donde se supone que cada individuo
por lo general percibe que lo correcto es su forma de actuar y analizar la
vida, y todo lo demás que se tiene que corregir, sustituir o erradicar proviene
de las personas que lo rodean, de repente, por un mal día en el trabajo o en la
casa, nos obliga a creer que en cualquier momento vamos a enloquecer, que cualquier
chispa nos hará estallar, o bien, que nuestra vida, más que una tragedia o una
comedia, puede ser una simple alucinación.
Por cierto, prefiero al Joker de
Ledger, un tanto esporádico y concebido muy alejado del protagonismo que goza
la interpretación de Phoenix. Intuyo que seguirán buscando más
caracterizaciones de este payaso que tanto consterna a la humanidad, y del que
todos seguro tenemos aunque sea una pequeña parte de él. Arthur, que según leí
es el primer nombre oficial de un Guasón, sigue siendo todo misterioso, porque no
sabemos si lo que desarrolla su cerebro son recuerdos o fantasía, como sucedió
en The Dark Knight, donde cuenta dos versiones distintas de sus cicatrices en
la cara.
Y en cuanto a AMLO: también se ve mejor como el Joker agitador de delincuentes, que como un payaso fracasado.
Al final hubo aplausos. No recuerdo
algo similar en el cine. Varios trabajadores de Cinépolis que recogían las
palomitas, y otros adolescentes que salían en bolitas de hasta seis cabronas y
cabrones, imitan la estresante y enfermiza risa del Joker. Unos pasos después
escucho a un señor obeso y bigotón, que le dice a una mujer que la acompaña
mientras la suelta de la mano para explayar su idea con ademanes: "era un
pinche trabajador más y nadie lo respetó". En tanto pienso que
recientemente vi una obra de teatro local que se llama “Moby, la ballena poeta”,
donde un joven que trabaja de botarga en una pizzería ve cómo se va
frustrando su sueño de ser escritor.
ASR