10 de septiembre de 2010

En un Camión



No es tan malo recorrer la ciudad en el servicio urbano; no cuando está vacío y puedes observar cómo se desenvuelven los habitantes de tu localidad, cómo se refleja el entorno que vivimos en la actitud de cada individuo antes de llegar a su destino.
Generalmente son personas de la clase media o baja quienes utilizan este transporte, donde la mayoría son obreros y estudiantes. También es común observar chiquillos en compañía de sus padres, principalmente los fines de semana.


IMAGEN: DEVIANART.COM

Decenas de niños y jóvenes reciben un mal gesto cuando en lugar de monedas, entregan al conductor un boleto color rosa o café, que en muchas ocasiones, principalmente a los alumnos de preparatorias, le es regresado, pues su credencial escolar no tiene vigencia.
Es común en quienes cursan la prepa, cuando abordan el autobús en grupo de cuatro o más integrantes, traten de llamar la atención a través de cantos y albures, al grado de generar un alboroto y poner de mal humor al chofer y a algunos de los pasajeros; a otros simplemente les da risa. También se ven parejas besándose, mientras sus compañeros observan ya sea con admiración, asombro o celos.
Los camioneros y vendedores se han adaptado y ni la barra registradora que se instalaron en las esquinas de las escaleras para subir de algunos vehículos, ni los simples letreros de “No vendedores ni cantantes” lograron acabar con quienes ven en los camiones, una vía de generar dinero, utilizado principalmente para subsistir o mantener estudios, pero también hay quienes intentan cantar para satisfacer sus vicios.
Ya no se entonan las canciones populares y tampoco solamente se toca la guitarra; incluso hay quienes cantan en inglés, se ven yembes y flautas para canciones de reggae, pequeños teclados y güiros para géneros latinos y hasta bombos de batucada he visto en muchas ocasiones.
Es menester resaltar que la mayoría de los cantores son jóvenes, y aquel “viejito” que pedía un peso luego de cantar algún corrido, se ha vuelto cada vez más escaso. También se debe recalcar que pocos son dignos de ser nombrados músicos y ha muchos se les entiende que la desesperación los obliga a cometer semejante ridículo.
Los nuevos comerciantes cambiaron las paletas y chicles por pulseras, pomadas, ungüentos CDS, plumas con lámparas, entre otros productos aparentemente útiles y accesibles para los pasajeros y a su vez, payasos, mimos y cómicos frecuentan realizar sus mini espectáculos, ante quienes abordan un camión.

IMAGEN: DEVIANART.COM

Personajes como “El Pelirrojo de la Muerte”, aquel chofer que jugaba carreras con los demás camioneros durante su breve recorrido Cuci – Central Camionera de Ocotlán; estos vehículos ocotlenses, que aparte de oxidados, despintados, sucios y rayados, son altamente contaminantes.
Emos indígenas, borrachos golpeados y sangrados, futbolistas frustrados, mujeres que cambiaron el pañal a su bebé, entre otras celebridades, he tenido el placer de observar dentro de un camión.
Podría criticar a quienes ingresan sus cajas de jitomate, bolsas grandes con elotes u otros alimentos, pero haber estorbado con mi maleta llena de ropa y cuadernos, ya sea en las rutas 80A, 80B o 611, me impide hacerlo.
Pero no es tan agradable cuando apenas y puedo entrar, que hay 60 o 70 personas dentro del camión y apenas se puede avanzar. Aventones, empujones, reclamos o bien, personas que mientras comen, arrojan su basura por la ventana o transeúntes que ingieren sus “latones”, me son bastante desagradables.
Recuerdo que alguna vez un autobús olía a marihuana, también vi a un cholo adulto que acosó a una niña de secundaria, quien se asustó e inmediatamente se bajó; acciones similares son demasiadas e incluso, existen rutas que cuentan con unidades exclusivas para mujeres y niños menores de 10 años.
Y me acostumbré a andar en camión. Las pesadillas que me invaden desde los 15 años, en las cuales he atropellado decenas de personas, mi apatía hacia los motores y lo estúpido que me parece el exceso de velocidad tienen como resultado que cada vez que voy al centro, estadio o cualquier sitio en el que tenga que caminar más de 30 cuadras, deba juntar seis pesitos y tomar un midibús.
Casi siempre me enojo cuando se me olvidan mis manos libres y no puedo escuchar música, pues es raro el conductor que no escucha banda o cumbias, o bien, se dedica solamente a realizar su trabajo, que es manejar.


Gracias por leerme...ASR

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Holap! (Mayra) ahora si soy la primera!!!
Me diste en mi punto debil! Por lo regular, bueno mas bien siempre mi papá a Ocotlán y va por mi. Así que desconozco como seran los camiones por aiia! Pero lo que si es seguro es que me he subido a un camion en mi pueblo! ps no vivo en el centro y es necesario el bus para llegar haya!
Es super molesto cuando las unidades no tienen espacio suficiente para toda la gente! Lo peor esque cuando sube una mujer embarazada (Lo he visto) los "caballerosos" albañiles que ocupan facil 10 asientos se hacen pendejos y como si la pobre señora no existiera! aggg que coraje je ya me sulfure...Pero eso si las mujeres se levantan para ceder su asiento!
Aparte de que el chofer infeliz por ir a mas de la velocidad permitida se llevo las ramas de los arboles.... nee ya si le dejo o me voy a enojar jejeje pero si el servicio publico es un dolor de cabeza...

Anónimo dijo...

ups...me equivoque jejeje es me lleva y va por mi a ocotlan va? jejeje perdona la malisima orto!

Julio de Mérida! dijo...

bueno, nuevamente me dejaste pasar un buen rato, entretenido con semejante artículo. Muy bien!! Veo que tu creatividad sigue al 110%... Me dio mucha gracia el comentario de que los choferes rechazan las credenciales... jajaja eso pasa por lo visto aqui y en china... aqui ya se evita hasta eso, acelerando la máquina al full para mejor no darles paradas a los pobres estudiantes... y no solo a eso, ya son tan de poca... mauser! que hasta a los viejitos con pinta de usar credencial del INSEN, le dan vuele tambien... en fin.... siguee asi!!! enhorabuena!!!