18 de septiembre de 2017

Un globo pelirrojo que vuela en la exosfera

Un globo pelirrojo que vuela en la exosfera

La noche del 16 de septiembre del 2017 será muy difícil de olvidar, porque además de cuatro cinturones de peso mediano, en la T-Mobile Arena de Las Vegas estaba en juego la credibilidad de Saúl Álvarez, aquel "globo" que comenzaron a inflar el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Televisa hace casi una década.

Como lo haría el más hábil payasito urbano, Óscar de la Hoya, recién retirado y en busca de una figura naciente que le diera poder a su empresa Golden Boy Promotions para consolidarse como un promotor serio, se apropió de ese “globito”; en vez de soplarle más, lo protegió con su abrigo de los niños problemáticos y sólo permitió jugar con él a los más chicos, débiles y presumidos; lo estiró una y otra vez para moldearlo en forma de perro, caballo o cualquier figura que el público quisiera ver.


Dos campeonatos mundiales, un par de demandas y cientos de millones de ganancias después, llegó la prueba de fuego para “Canelo”, quien como dijeron sus entrenadores Eddy y “Chepo” Reynoso, estaría sentado en un barril de pólvora al retar a Gennady Golovkin, el boxeador que supo mantener en lo más alto la categoría de las 160 libras, como lo hicieron sus antecesores Sergio “Maravilla” Martínez y Bernard Hopkins.

Sonó la campana y ambos tardaron más de 20 segundos para soltar los antebrazos y demostrar su poder: había respeto de los dos lados. La izquierda del mexicano fue más rápida y nulificó el poderoso jab de “Triple G”, lo mismo que su cintura ante los volados: a ese son bailó Saúl para adjudicarse con cierta facilidad los primeros tres asaltos.



Sin embargo, “Canelo” jamás había peleado en reversa y el cansancio comenzó a notarse muy pronto. El kazajo, con el pómulo ligeramente inflamado, no se desesperó y encontró la guardia de su oponente. El primer aviso se registró en el cuarto episodio, con un volado de derecha que sacudió la cabeza del jalisciense. Fue en el centro del ring donde el consentido del “Golden Boy” vivió sus mejores momentos, lanzando combinaciones de más de cinco golpes y con maestría conectó al menos tres ganchos cortos a la quijada.

Sobre las cuerdas, Álvarez pudo defenderse, aunque también fue donde más sufrió. Cerraba a tope los asaltos, como queriendo convencer a los jueces que había sido mejor, pero perdió importantes puntos al fajarse: la potencia de “GGG” era superior y entre los rounds 8 y 9, a punto estuvo de visitar la lona. Para el round 10, el mexicano tuvo segundo aire. Entró agresivo y logró lo que parecía imposible: hacer retroceder a Golovkin y tambalearlo; ahora fue él quien a nada estuvo de caer.



Con el orgullo lastimado, el campeón respondió y logró meterlo al ritmo de pelea que le convenía. En los dos asaltos finales, Saúl retomó su estrategia de contragolpear, pero ahora escapaba con sus piernas y no con la cintura. Ambos terminaron exhaustos, se les dificultaba subir la guardia. “Canelo” logró una proeza, pues Golovkin no fue capaz de cortar el ring a merced como había sucedido en sus anteriores peleas: detractores y fanáticos fueron testigos que subió al ring como buen guerrero azteca; sin miedo golpeó al robot kazajo y asalto tras asalto hizo frente al incesable bombardeo.

Quizá no fue un desempeño excelso, como cuando Julio César Chávez noqueó a Meldrick Taylor en el último suspiro del combate, o su plan de pelea no fue tan arriesgado y preciso, si se le quiere comparar con el triunfo de Juan Manuel Márquez ante Manny Pacquiao, pero Álvarez soportó la potencia de uno de los mejores noqueadores del boxeo actual. Quienes vieron robo, a favor o en contra del jalisciense, es simplemente porque no saben analizar peleas y, de nueva cuenta, se dejaron llevar por el fanatismo o por el odio.


“El ‘Canelo’ fue más que Golovkin”, dijo el reconocido analista de boxeo Eduardo Lamazón, al concluir la pelea, y talvez tiene razón, porque en muchos aspectos el ídolo mexicano superó ampliamente al múltiple monarca de los pesos medianos. Nada mal un empate en una pelea que hace dos años parecía imposible de realizarse, debido a las 155 libras en que exigía enfrentar a sus rivales.
Tras los aplausos para ambos gladiadores, la jueza Adalaide Byrd anotó un inexplicable 118-110 Canelo; quien vio ganar a Golovkin lo hizo por la mínima: 115-113, y finalmente, la tercera calificación que leyó Michael Buffer fue el 114-114 que decretó el empate.

El resultado me parece justo: Golovkin pegó más, pero “Canelo” lo hizo mejor; por grandes lapsos, el punch de “GGG” frustró la estrategia del pecoso, y viceversa. Pese a no ser un triunfo, se trata de un golpe de credibilidad como el boxeador más taquillero. Aunque a muchos les duela reconocerlo, “Canelo” es un boxeador de élite, corroboró que Golovkin no es invencible y ahora no se ve quién pueda derrotar al pelirrojo, quien lució mejor en las 160 que cuando militaba en súper welter, con buena movilidad y quijada de acero.

Orgulloso, pidió el desempate y no la revancha, pues no se sintió superado por el euroasiático en una noche donde ganó el boxeo. Tras la espeluznante derrota de Román “Chocolatito” González, no hay dudad que Saúl se erige como el mejor latino entre los libra por libra. Finalmente, De la Hoya amarró el cuello de su “globo”. El promotor Bob Arum tiene a los boxeadores más completos y finos del mundo: Terence Crawford y Vasyl Lomachenko, pero este deporte, como todos, es negocio y en las filas de Golden Boy Promotions milita el más taquillero.



El globo no se reventó con las espinas malinchistas, tampoco con el filo de las “plumas” especializadas en el deporte de los puños que se empeñan en menospreciar su carrera y credibilidad, ni con el veneno que escupen supuestos expertos, resentidos porque les negó una entrevista, o simplemente porque jamás tendrán una novia tan extravagante como Marisol González, ni siquiera en un “montaje telenovelero”.


“Cuando nací ya se había repartido el miedo”, dijo “Canelo” cuando se oficializó su combate con Golovkin, aquella noche de mayo cuando desmanteló a Chávez Jr. Y no mintió.  Hay quienes seguirán lanzando dardos, pero lo que no saben es que “Canelo”, en plenitud a sus 27 años, es un globo de gas y su vuelo en la exosfera apenas comienza.

 ASR

11 de septiembre de 2017

Sor Rungvisai y Estrada, nuevos mandones de los pesos chicos

Sor Rungvisai y Estrada, nuevos mandones de los pesos chicos

En una tarde-noche californiana, el tailandés Sor Rungvisai y Juan Francisco “Gallito” Estrada se consolidaron como los nuevos grandes referentes de la categoría súper mosca, función celebrada en el StubHub Center de Carson y que no decepcionó a las expectativas. Todo se encamina a que ambos se enfrentarán iniciando el 2018.


Némesis de Tailandia para ‘Chocolatito’

En una formidable velada donde se presentaron los mejores exponentes de las 115 libras, y que fue diseñada para que Román “Chocolatito” González regresara a ser considerado entre los mejores libra por libra del mundo, Srisaket Sor Rungvisai se robó la noche y realizó su primera defensa del cinturón del Consejo Mundial de Boxeo, luego de propinarle al nicaragüense un sorprendente y escalofriante nocaut en la pelea estelar.

Casi seis meses después de perder su invicto en una pelea donde al tailandés le permitieron lanzar todos los cabezazos que quiso y de exigir de inmediato la revancha, Román inició precavido, quizá evitando ser sorprendido otra vez por su rival, quien en aquella ocasión lo depositó en la lona apenas en el primer round.



El asiático lo presionó de inmediato y antes del campanazo se produjo el primer choque de cabezas. Más concentrado en dialogar con el réferi que en el combate, González se vio abrumado por los constantes ataques de su contrincante, quien se fajó y aunque recibió castigo en corto, movía con pulcritud la cintura para evitar los volados y salir bien librado.

En el tercero, “Chocolatito” conectó sus mejores golpes, pero Sor Rungvisai quería demostrar que es digno de portar el fajín verde y no cesó de atacar, consciente de que su potencia es mayor y confiado por haber resistido los embates de su oponente en la pelea anterior. 

Para el cuarto episodio, Román salió en busca de un golpe de autoridad, sin embargo cayó en el juego del tailandés y lo pescaron con la derecha en corto. Con las piernas tambaleantes y mareado, fue abrumado por una lluvia de golpes provenientes de todos lados. Finalmente le aplicaron la misma dosis, con un derechazo explotó en la quijada, aún más contundente que el primero, el nicaragüense de desplomó en el centro del ring.


El réferi ya no le permitió tratar de levantarse a “Chocolatito”, quien quedó tendido en el suelo un par de minutos y sufrió su segunda derrota, la cual transformó por completo el panorama de los súper mosca; supuestamente, el vencedor deberá enfrentar a Francisco Estrada, quien derrotó en la pelea de eliminatoria a Carlos Cuadras. Ahora no hubo sangre, vendajes en la cabeza ni tarjetas controversiales, sino una fulminante bala que difícilmente estará fuera de los mejores cloroformos del 2017.

Wisaksil Wangek, mejor conocido como Sor Rungvisai, de 30 años y marca de 44 (40KO)-4-1, se proclamó como el némesis de quien hasta hace un año era considerado entre los mejores del mundo, sin dejar dudas de su calidad y demostró ser un peleador élite. Cabe destacar que perdió sus dos primeras peleas como profesional (debutó ante el ex campeón Akira Yaegashi), y después con “Príncipe” Cuadras, en la primera oportunidad que tuvo para convertirse en campeón.

Nada más contundente que un nocaut. El tailandés pasó de ser un boxeador sucio y beneficiado por los jueces, al caballo negro de las 115 libras. Ahora lo verán con otros ojos y sus dos nombres deberán ser más fáciles de aprenderse  y de pronunciar al hablar del deporte de los puños.

Estrada, un ’gallo’ fino que busca reinar en las 115 libras

En una auténtica guerra azteca, el “Gallito” Estrada volvió a los primeros planos y mostró estar preparado para conseguir su segunda corona en dos divisiones distintas, luego de derrotar por decisión unánime al también ex campeón Carlos “Príncipe” Cuadras, en una pelea eliminatoria del cinturón súper mosca del CMB.



Ambos subieron al ring con la misión de tener una revancha ante “Chocolatito” y Cuadras parecía ser el más deseoso, ya que lució mayor movilidad y precisión, trabajando en el centro de ring y contragolpeando contundentemente con envíos que desconcertaban a su oponente.

Pese a que suele iniciar a medio gas, el sonorense lucía incómodo, sin lograr imponer su distancia como solía hacerlo cuando militaba en las 115 y 112 libras; ahora se enfrentaba a un rival más alto y de mayor alcance, ante el cual no lograba terminar las combinaciones.



Hasta el cuarto asalto, Cuadras era el amo del cuadrilátero: conectaba los golpes más fuertes y claros, esos que hacen gritar al público y en ocasiones confunden a los jueces. Consciente de su dominio, el púgil sinaloense realizó sus primeros pasos de baile, aunque esta burla jugó en su contra, ya que “le picó la cresta al Gallo”, quien comprendió que debía actuar como un rey si quería poner al “Príncipe” en su lugar.

En el quinto llegó la reacción de Francisco, demostró que mantiene el mismo poder que cuando fue campeón y tambaleó a su oponente, obligándolo a pelear en reversa, ya que logró romper la distancia, conectándolo en corto: ahora sí aterrizaba sus envíos. En tanto, Carlos volvió a cerrar con intensidad los asaltos, pero sus volados quedaban en el aire. Solamente acertó un uppercut que inflamó el pómulo de su adversario en el noveno.

La presión de Estrada continuó, acertando cada jab que lanzaba, en tanto que Cuadras se movía con lentitud, respiraba por la boca y bajaba la guardia, error que pagó caro en el décimo, cuando el pupilo de Alfredo Caballero aprovechó que iniciando el round lo hizo trastabillar, y pudo rematarlo justo un minuto después con un derechazo.



Aunque el “Príncipe” no se dejó sorprender y mostró por qué pertenece a la realeza del boxeo. Lejos de retroceder o abrazarse, entró al intercambio y colocó un fuerte gancho a la zona hepática del oriundo de Puerto Peñasco, quien optó por una “retirada momentánea” como método de ataque y se olvidó del nocaut.

El penúltimo episodio continuó con la misma tónica: un “Gallo” metódico y sereno, ante un oponente que se olvidó de la estrategia y sin orden buscó retomar la ventaja que consiguió en el primer tercio del combate.

Estrada se guardó el mejor arsenal para el último asalto para cerrar con broche de oro, pero el de Guamúchil, Sinaloa volvió a dejarle en claro que podía prenderlo con una “bala perdida”, e incluso pudo arrinconarlo sobre las cuerdas. Nuevamente Francisco salió bien librado y atinó varios golpes de poder.



Ante una lluvia de aplausos del público, el anunciador Michael Buffer cometió un error garrafal al indicar como vencedor a “Carlos Estrada”; en cuanto escuchó su nombre de pila, el “Príncipe” festejó; unos minutos después, el autor de la frase “Let’s get ready to romble…” corrigió e indicó que las tres tarjetas de 114-113 fueron a favor del sonorense: la caída evitó el empate, según la apreciación de los jueces.

Parece que las lesiones, principalmente la de su mano derecha, han dejado en paz al “Gallito”, de 27 años y quien ahora posee una marca de 36 (25KO)-2-0, mientras que Cuadras, de 29 años y ahora con récord de 36-2-1, no sería extraño verlo muy pronto en otra pelea de campeonato, debido a la excelente exhibición que brindó.

Otro “monstruo” asiático dice presente en América

Naoya Inoue salió del anonimato del lejano oriente para demostrar por qué muchos lo consideran no sólo el mejor de la categoría súper mosca en la actualidad, sino también entre los grandes japoneses de todos los tiempos, a pesar de tener apenas un récord de 14(12KO)-0-0.



El “Monstruo” de 24 años realizó la sexta defensa del cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) tras derrotar por nocaut técnico a Antonio “Carita” Nieves, quien venía de perder la calidad de invicto en su anterior combate que disputó con Nikolai Potatov, en peso gallo.

La presión de Inoue fue constante desde el primer round, con la combinación básica de jab-recto derecho-gancho izquierdo, pero ejecutada a la perfección, con potencia y a gran velocidad. Nieves, un digno rival oriundo de Cleveland y de raíces boricuas quien también logró conectar al asiático, sin causarle daño.

En el segundo, el “Monstruo” a punto estuvo de noquear al “Carita”, sólo que cesó el ataque justo cuando sonó la alerta de los 10 segundos, creyendo que se trataba de la finalización del episodio: así de confiado y sereno subió, sin prisa de regresarse a Japón, donde había realizado toda su carrera.



El momento más emocionante se suscitó en el quinto capítulo, cuando Inoue por fin pudo conectar un gancho a la zona hepática, el cual intentó sin éxito en numerosas ocasiones, y aunque Nieves se fue a la lona y esperó el conteo justo para levantarse, logró sobrevivir al terrible castigo. Sin embargo, su esquina decidió que no valía la pena continuar y ya no salió a disputar el sexto asalto.


No lució implacable como suele hacerlo en su país, pero Naoya comprobó que los nipones también pueden pelear fuera de la isla y tienen la clase para enfrentar en territorio americano a los más grandes exponentes. No obstante, en esta velada, quien demostró ser un verdadero monstruo fue el tailandés Sor Rungvisai.

ASR