El
lugar al que perteneces
“Get back to where you once
belonged”, dice el coro de un gran éxito de los Beatles, que traducido al español
es más o menos “regresa al lugar al que alguna vez perteneciste”, y bien podría
ser la descripción del camino para retornar a la gloria que han emprendido los
Reds de la mano de su entrenador Jürgen Klopp.
En un año inolvidable, con
refuerzos precisos como Xerdan Shaquiri, Naby Keita y los brasileños Fabinho y Alison
Becker, más la consolidación de Virgil van Dijk, quien llegó en diciembre de 2017,
se conformó un equipo contendiente a ganar tanto en la Premier League como en la Champions League.
Aún sin cicatrizar la punzante
herida por caer en la Final de 2018 ante Real Madrid, parecía una temporada
enfocada en las competiciones locales, cuando en enero se colocaron como
líderes a siete puntos del Manchester City, y gracias a una gran atajada de
Becker se evitó el empate ante Napoli en tiempo de compensación del último
juego, calificaron milagrosamente a la siguiente ronda como segundo lugar; de
haber igualado en ese partido, el pase habría correspondido al cuadro italiano,
pues con apenas nueve puntos y la misma diferencia de dos goles a favor para
ambos clubes, tras seis partidos en el Grupo C, la ventaja correspondía a
Liverpool por haber anotado más.
Con los goles de Salah y Origi en Madrid, Liverpool derrotó 2-0 al Tottenham para conseguir su sexta orejona.
En octavos tocó el siempre
candidato Bayern Münich y en la ida se empató sin goles en Anfield, por lo que repetir
la final y conquistar la “Orejona” se veía lejano debido a que los nueve puntos
en la fase de grupos se consiguieron en casa y el conjunto teutón venía
recuperando su gran nivel; con el equipo de Pep Guardiola pisándoles los
talones en el primer puesto de liga, una brillante actuación de Sadio Mané dio
el triunfo 3-1, demostrando que se le podía competir a cualquiera.
Un contundente de 4-0 en la ida
ante Porto ya tenía al club pensando en las semifinales, pero más en cuál
partido liguero los de Manchester podrían salir sin el triunfo, ya que un
dolorosísimo 0-0 en Goodison Park significó perder el liderato y, por si fuera
poco, en la Champions Tottenham sorprendió a los Ciudadanos, situación que les
permitió, mejor dicho, los resignó a enfocarse en el bicampeonato de liga y ganar
la FA Cup.
Las malas noticias seguían: salir
goleados 3-0 del Camp Nou después de brindar una gran actuación, más la herida
a los fans por el festejo de Luis Suárez, quien anotó su primer y único gol y
generó el segundo de Lionel Messi, autor de la tercera anotación elegida como
la mejor certamen, parecían ser el escenario del capítulo final de una obra
trágica que plasmaba un año tirado a la basura; un día antes de buscar el
milagro, el 1-0 del City ante Leicester, con un golazo de Vincent Kompany, se
erigía como la estocada final para irse con las manos vacías.
La tercera fue la vencida para Klopp, a quien en Anfield ya lo comparan con Bill Shankley y Bob Paisley, los entrenadores más exitosos del club.
Pero más bien sirvió como
inspiración para consumar una noche mágica y de antología en Anfield, con un
juego redondo en el cual Klopp demostró su genialidad táctica y sin cracks como
Mohamed Salah, Roberto Firmino e incluso Naby Keita, quien en marzo y abril por
fin demostró su espectacular juego que lo tazó en 70 millones de libras; con
Van Dijk, Jordan Henderson, Andrew Robertson y Mané como líderes, Origi tuvo un
partido épico, y Wijnaldum, quien cometió varios errores en la ida, entró como
relevo por “Andy” y marcó otro par en la segunda mitad para así eliminar 4-3 al
Barcelona de Lucho y Coutinho, quien salió hace 18 meses de Merseyside de la
peor forma con el fin de cumplir su sueño: ganar la Champions League, e
irónicamente, desde que se fue los “scousers” han disputado las dos finales realizadas
desde entonces.
Lo que no pudieron lograr Torres
ni Suárez, se consiguió con un conjunto competitivo en todas las líneas. Pronto
se olvidó la lamentable situación de Loris Karius, sin embargo sigue presente
el resbalón del eterno Steven Gerrard, que en mayo de 2014 significó perder la Premier;
esta campaña, el mano a mano errado por Salah ante Everton representó entregar
la liga. Pese a este error, el “Rey egipcio” sigue siendo pieza clave y está
demostrado de más que no se trata de un “one season wonder” como se le catalogó
en su primera temporada. Fue una liga de 97 puntos, apenas uno menos que los
logrados por el campeón celeste. Fue una competencia sensacional y formidable:
nadie en Europa hizo más que estas dos escuadras inglesas.
Quedan varias dudas, como si debe
llegar o no un nuevo delantero que pueda competir con el tridente
Firmino-Salah-Mane. Daniel Sturridge arrancó espectacular, pero pronto quedó fuera
de circulación, en tanto que Divock Origi, relegado a la Sub 20 y sin un equipo
interesado en ficharlo durante el mercado invernal, supo ganarse un lugar en la
banca, después exigió minutos y respondió con goles fundamentales, sobre todo
en los dos últimos compromisos de Champions. Otro contraste fueron los
mediocampistas Keita y Fabinho: el primero arrancó brillando pero se volvió
predecible, hacía jugadas de más, se lesionó y tardó en dar asistencias y
anotar, mientras que el sudamericano debutó dos meses después del inicio y en
diciembre ya era pieza clave; de hecho terminó siendo factor para destruir el ataque
de Barcelona y Tottenham.
Es cierto que el fútbol ya no es
tan explosivo y espectacular como hace dos años, cuando recién llegó Salah y
arrancó a un gran nivel, y en la delantera se contaba con Coutinho; también es
cierto que las últimas tres finales de Liverpool han sido aburridas, pero el “Milagro
de Estambul” es eterno y con el estratega alemán al mando, la posibilidad de
cumplir sueños es altísima.
Klopp, tras una temporada
fantástica, con Guardiola como rival será más complicado defender el reinado
europeo, por lo que debe planificar a detalle y conseguir cuatro de los seis
puntos que disputará de forma directa ante los Citizen, porque queda pendiente
ganar la Premier League y hay dos grandes factores determinantes:
Qué tan en serio se tomará el DT
catalán la Champions, quien debe asumir el compromiso tras dos descalabros consecutivos
en cuartos y al menos aspirar a las semifinales, lo que implica más desgaste y
sacrificar puntos de la Premier League, porque aunque vuelva arrasar en torneos
locales, los jeques (su afición irrelevante no tanto) ya exigen la “Orejona”.
Y el más importante, conseguir un
par de refuerzos, que bien pueden conseguirse desde las reservas como Rian
Brewster, Rafael Camacho, Ki-jana Hoever o Harry Wilson para darle más rotación
al equipo y evitar lesiones en la zona defensiva y mediocampo que tanto
afectaron, como fueron los casos de Joe Gomez, Joel Matip, Dejan Lovren, Trent
Alexander Arnold, Henderson, Keita y el siempre lastimado Adam Lallana.
Terminar con 30 años de sequía en la liga es el siguiente reto de Salah, Mane, Firmino, Van Dijk, Allison y compañía.
En Inglaterra dan por hecho que
Klopp, el genio que ha acertado en cada fichaje (ninguno llegó con la etiqueta
de súper estrella que ahora tienen e incluso se cuestionaron los altos costos
de algunos) se enfocará en ganar la Premier League, la primera en este formato
pero la número 19 considerando los más de 120 años de historia de la
competición y acercarse a un solo título al Manchester United, el máximo
ganador, y ahora sí poder cantar al ritmo del cuarteto de Liverpool “Get back
to where you once belonged” que bien podría convertirse en un nuevo himno que
los fanáticos canten en The Kop y en cualquier parte de Anfield Stadium.
ASR