Según Juan Carlos Tapia, un prestigioso
periodista panameño, previo a la ceremonia del pesaje Anthony Joshua estaba arriba
33 a 1 en las casas de apuesta sobre Andy Ruiz. No se trataba de una cifra
descabellada, e incluso, a nadie habría sorprendido si la supuesta superioridad
fuese del doble, si comparamos la papada, las lonjas y demás masas grasientas
que se menean del pecho y brazos del mexicano, con la musculatura de acero
galvanizado que destaca en cada parte de los casi 2 metros que mide el londinense.
Las acciones iniciaron como
indicaba la lógica: que el “Destroyer” saldría a dar la más digna de las
presentaciones y la fiesta terminaría con un bombazo de "AJ", lo cual aconteció
en el tercer round, con un zurdazo que mandó a la lona al mexicano. La forma
aparatosa en que cayó supuso el punto final.
Pero Andy se levantó y, como si
se tratara del Gladiador Máximo Décimo Meridio, cambió el libreto para escribir
una anécdota inesperada e inolvidable en el Madison Square Garden, el “coliseo
del boxeo” por excelencia: apenas se puso de pie y salió a fajarse en lo que se
esperaba como la última combinación, pero terminó con la quijada lastimada de
Anthony, quien se llevó la mayor parte del castigo y fue derribado en un par de
ocasiones. Incluso casi lo sacan del ring en la segunda caída y lo salvó la
campana de ser noqueado en ese tercer asalto, que será recordado porque se
desarrollaron quizá los tres minutos más dramáticos de este siglo boxístico.
Esa caída fue la primera para
Ruiz en su carrera profesional. En cambio Joshua ya conocía lo que es mirar las
lámparas boca arriba cuando se enfrentó a Wladimir Klitschko en 2017, sin
embargo en aquella ocasión su rival fue un histórico veterano que aunque a
punto estuvo de revertir, ya nada tenía que demostrar en su legado de más de 10
años como campeón. A diferencia del ucraniano, Andy tenía su segunda contienda
titular, tras perder en Oceanía con Joseph Parker una decisión mayoritaria en
diciembre de 2016.
En el cuarto round ambos descansaron,
en el quinto el europeo demostró un poco de sus grandes cualidades, pero
caminaba sin orden, con sangre en la nariz que le dificultaba respirar y con
una mirada nublada, totalmente perdida. En el siete volvió a caer dos veces y
así concluyó la sorpresa donde el contraste no nada más consistía en la
apariencia física totalmente antónima, con una diferencia de 10 centímetros de
estatura y casi 20 de alcance: cierto es que el “Destroyer” no había demostrado
en pelas anteriores cualidades que permitieran un margen de error, y su
principal desventaja consistía en ser la tercera opción para este combate, que
en un principio encabezó Jarrell Miller, suspendido por dopaje dos meses después
de anunciarse el evento.
Se esperaba que el relevo sería Luis
“King Kong” Ortiz, quien reconoció no estar en condiciones óptimas para asumir
semejante reto que se realizaría dentro de un mes de presentarse esta oferta. Finalmente
fue el pupilo de Manny Robles, quien tras derrotar a Alexander Dimitrenko el 20
de abril, de inmediato regresó al gimnasio para asumir el mayor desafío de su
carrera, que concluyó en la hazaña más grande de los pesos pesados, después de
que James Douglas derrotara en 1990, contra todo pronóstico, a Mike Tyson,
entonces considerado sin objeción como el mejor libra por libra.
Hay que decir quién es Joshua en
el mercado global: después de Saúl ”Canelo” Álvarez, es el boxeador que mejor
cobra sus peleas (las tres últimas han consistido en siete cifras), y por ende,
el segundo más taquillero, que ha abarrotado el estadio Wembley y la Arena de
Manchester en varias ocasiones, y en su primera visita a Manhattan fue capaz de
convertir al Madison Square Garden en un estadio de fútbol, con cánticos
ingleses y nuevos clásicos boxísticos como el “Sweet Caroline”, tema que es
habitual escuchar cada que se presenta un púgil británico, ya sea en Europa o en
América.
El londinense de origen nigeriano es uno de los principales causantes de que la división de los pesos completos hoy se encuentre entre las más competitivas, tras más de una década de decadencia en la que solamente figuraron los hermanos Klitschko. De hecho, por su tamaño y contundencia, similar a la de Deontay Wilder, hay quienes consideran crear una división mayor: los super completos. Pero esta derrota, junto aquella ocasión en que el cubano Ortiz por poco sorprende al “Bombardero de Bronce”, parecen ponerle una pausa a esta decisión.
“AJ” salió por primera vez de la
Gran Bretaña para realizar su séptima presentación ya como campeón del mundo.
Desde que consiguió el cinturón de la Federación Internacional de Boxeo (FIB)
en abril de 2016, también se convirtió en monarca de la Asociación Mundial de
Boxeo (AMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB), e incluso del considerado
quinto organismo principal, la IBO (International Boxing Organization), que últimamente
sus peleas tienen más seriedad que la AMB, pero esa es otra historia.
Este panorama, respaldado con un
campeonato olímpico y una aterradora marca profesional de 22-0-0, 21 KO, le
valió que muchos expertos lo consideraran entre los 10, o incluso 5 mejores boxeadores
del mundo de la actualidad. Todo estaba organizado para disputarle el cetro del
Consejo Mundial de Boxeo (CMB) a Wilder en territorio norteamericano, y así
unificar los cuatro cinturones.
Poco a poco la etiqueta de súper estrella invencible venía perdiendo brillo: ante Carlos
Takam le regalaron un nocaut técnico en la recta final del combate, porque no
se veía cómo podría finiquitar a través de la vía rápida; en su siguiente
presentación, contra Parker, terminó su racha de siempre ganar antes del límite,
y Alexander Povetkin logró meterle las manos en un par de ocasiones y le
lastimó el rostro.
No sé qué tan mexicano sea el
"Destroyer". Imperial, California, donde nació y reside actualmente
se ubica prácticamente en la línea fronteriza de Mexicali, donde se dice que
vivió un par de años, lo cual demuestra con un español más fluido que el
ciudadano chicano promedio, aunque está claro que piensa y se expresa mejor en
inglés. Dudo que los gringos lo reclamen como un campeón suyo.
Salvador Rodríguez, periodista de
ESPN, menciona que Ruiz, de 29 años y ahora con marca de 33-1-0, 22 KO, cuenta con
pasaporte mexicano al representar a la selección azteca de boxeo y estuvo cerca
de acudir a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, pero perdió un combate
decisivo. La gloria ya nadie se la quitará y tiene todo el mérito, pero cierto
que Anthony falló en muchos aspectos: tal vez el viaje lo afectó, o la terrible
goleada que el Chelsea le propinó a sus Gunners en la final de la UEFA Europa
League, a media semana.
Cobrar 3 millones de dólares, el
10% de lo que le pagaron a quien destronó, parecía ser lo mejor que le pasaría
a Andy en toda su vida. Dar una buena presentación significaría seguir cobrando
buenas bolsas en compromisos de renombre ante los contendientes de siempre como
“King Kong” Ortiz, Dillyan Whyte, Povetkin, Izuagbe Ugonoh, Breazeale y Takam,
además de los prospectos ascendientes como el africano Efe Ajagba y los polacos
Adam Kownack y Lukasz Rozanski.
Ahora ellos lo verán como la opción más fácil para coronarse, aunque ya se habla de revancha a finales de año, en la que está en condiciones de exigir al menos el doble ya que que muy probablemente se realzará en Inglaterra, porque a Joshua le salió caro irse de paseo a Manhattan y medirse a Fury o Wilder ya no tendrá el mismo imán taquillero que si siguiera invicto.
ASR
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