“Yo sé que a muchos no les gusta,
pero soy el mejor peleador del momento. No le tengo miedo a nadie, tengo 26 años
y he peleado con los mejores… ¡Viva México!”, fue el grito del “Canelo”, quien
fue capaz de transformar, en ese momento, al Estadio de los vaqueros de Dallas
en el Zócalo capitalino.
Ante poco más de 50 mil
espectadores, la gran mayoría compatriotas suyos, Saúl Álvarez cumplió con las
expectativas y con un nocaut espectacular en el round nueve derrotó a Liam
Smith, para convertirse en campeón súper welter de la Organización Mundial de
Boxeo (OMB) y de paso revivir el Grito de Independencia en suelo texano,
celebrado un par de días antes.
Con el triunfo ante Smith en Texas, Álvarez ha conseguido cuatro cetros mundiales en dos divisiones
Para acrecentar su victoria y su
declaración, el jalisciense subrayó que (pese a que conectó muy buenos uppers
con su guardia natural en todo el combate) se lastimó su mano derecha en el
segundo round, demeritando un poco la gran actuación de “Beefy”, quien demostró
las cualidades que lo llevaron a ser campeón y lo mantenían invicto, y también que
el ruido ensordecedor del público a favor del mexicano, sólo lo trastornó en el
asalto inicial.
Y es que la superioridad en
potencia de Álvarez quedó demostrada desde los primeros jabs y fue hasta el
segundo episodio cuando el oriundo de Liverpool, Inglaterra, se animó a lanzar
combinaciones de más de cinco golpes; incluso logró cortar ligeramente al
mexicano.
Contra las cuerdas, “Canelo”
hacía retroceder al inglés y fallaba los contragolpes, aunque parecía que bajo
este escenario había planeado la táctica para la victoria, pues los golpes de
su rival lo dañaban poco. El mexicano no descifraba las fintas y por momentos
sus golpes quedaban en el aire; pero lo mismo sucedía con “Beefy”, quien a partir
del cuarto round comenzó a sangrar por la nariz.
Para el quinto asalto, el pánico
escénico y el respeto habían desaparecido de la mente de Smith, aunque fue
cuando “Canelo” propinó los mejores golpes que lo tambalearon en el centro del
ring, y para el sexto, su párpado derecho sangraba constantemente, lo que
empezó a dificultarle la vista. Con su gancho izquierdo, Álvarez buscaba el
hígado de su oponente, para firmar el triunfo con el sello azteca que registró
Julio César Chávez.
La segunda mitad del combate fue
el inicio del final. Con dos buenos uppercuts más un volado de derecha a la
zona hepática, Saúl derribó a Smith, quien se levantó de inmediato y en lugar
de amarrarse, se defendió atacando; Canelo esquivó golpes hasta que terminó el
séptimo round. Liam salió al octavo justo como al inicio del combate:
dubitativo y sin convicción. Y aunque después pudo abrumar al mexicano contra
las cuerdas, terminó yéndose a la lona de nueva cuenta, a causa de otro gancho
al cuerpo.
Con las piernas tambaleándose,
Smith no alternó su ataque. Sobre su espalda se veía una marca roja que refleja
los intentos del mexicano por colocar un sólido gancho a la zona hepática, el
cual llegó en el noveno round de forma categórica, y fue tal la expresión de
dolor del inglés, que el réferi paró el combate cuando apenas había contado
cinco segundos. “Beefe” se levantó de inmediato, cabizbajo y apretando los
dientes, consternado por haber sufrido la primera derrota de su carrera
profesional.
Al estilo JC Chávez, con un gancho al hígado el "Canelo" deleitó a los 50 mil asistentes
Antes de dar el micrófono al
vencedor y nuevo campeón, el presentador pidió un aplauso para el ex monarca
británico, quien se murió en la raya. Después siguió otra polémica declaración
del jalisciense, quien aseguró que, hace un mes, le ofrecieron “el doble o lo
triple de los que ha ganado (¿?)” a Golovkin para que se concrete un combate
entre ellos, y sin embargo, el kazajo no ha respondido: hace un mes, cuando las
peleas Golovkin-Brook y Smith-Canelo ya estaban firmadas. Eso sí, no precisó si
buscaría el cinturón mediano del Consejo Mundial de Boxeo respetando las 160
libras, o pediría un peso pactado de 155 libras, como exigió luego de vencer a
Amir Khan.
Es natural que esquiven a
Golovkin, pues no nada más se corre el riesgo de sumar una segunda derrota: hay
mucho más en juego. “Canelo” no es nada más la segunda marca registrada de su
promotor el “Golden Boy”; el mexicano es la actual mina de oro del boxeo
mundial y, ¿valdrá la pena arriesgarla ante un rival de 34 años, oriundo de un
lejano país, que es seis veces menos poblado que México? Sólo si Golovkin
llegase a vender la mitad de lo que este 17 de septiembre recaudó Álvarez, las
televisoras presionarían para realizar el tan ansiado combate.
Aunque debió despojarse de los
calzones para marcar las 154 en la ceremonia del pesaje, por su juventud Saúl
aún puede realizar un par de peleas en esta división, sin que el desgaste
represente un riesgo para su salud, aunque sería lamentable que eligieran a
Willie Monroe Jr., un mediano natural y quien aburrió en la pelea coestelar de
esa noche. En súper welter, como campeones están disponibles los hermanos
Jermell y Jermall Charlo, además de Demetrius Andrade, quien a mi parecer es el
mejor de la categoría.
Pero “Canelo” no dijo ser el
mejor welter, sino el mejor del mundo, aunque si se consideran sus argumentos
boxísticos sobre su popularidad, pareciera no encajar siquiera en un top 5,
donde desde el año pasado quienes compiten por ser el libra por libra son
Golovkin, Román “Chocolatito” González, Andre Ward, Sergei Kovalev y Terence
Crawford, y además habrá que agregar a Vasyl Lomachenko y considerar el regreso
de Manny Pacquiao.
No hay duda que, tras el retiro
de Mayweather -quien también ya amenazó con volver-, el único boxeador capaz de
arrastrar a más de 50 mil almas a un estadio es Álvarez; incluso su situación
es más admirable, porque el “Money” reunía millares de “haters” y sus fanáticos
más bien son acordes a su espectáculo boxístico: mezquino y conservador,
incapaces de generar un ambiente semejante al que se vive donde se para el
pelirrojo, lo cual no sucedía desde el mejor momento de “Pacman” Pacquiao y Oscar
De la Hoya.
Como ejemplo, la semana pasada Carlos
Cuadras y “Chocolatito” Martínez apenas juntaron 10 mil personas en el Forum de
Inglewood, y eso que ambos se presentaron como campeones vigentes e invictos. Mediáticamente,
“Canelo” es lo máximo, y tan sólo se encuentra un peldaño debajo de lo que
generaron Mike Tyson, Julio César Chávez y el Púas Olivares, aunque para
escalarlo, deberá enfrentar los verdaderos retos.
No recuerdo que Chávez, Juan
Manuel Márquez, Erik Morales o Marco Antonio Barrera vociferaran ser los mejores
del mundo: nunca necesitaron de la lengua para crear empatía, ni generar
polémica. La táctica que le dio resultados a Mayweather, que consistía en decir
ser el mejor no sólo del momento, sino de la historia, parece que De la Hoya la
ha copiado.
Esa estrategia de antagonista
podría tener éxito, ya que mucha gente no olvida que hace cinco años y medio,
al pupilo de Chepo y Edison Reynoso le regalaron el cinturón súper welter del
CMB, el cual se encontraba vacante y le consiguieron como rival a Matthew
Hatton, quien toda su carrera había peleado en peso welter, y ni siquiera
estaba posicionado entre los mejores 10.
Muchos de los que odian a Álvarez,
o al menos aquellos que lo vieron perder ante Erislandy Lara y Miguel Cotto, y
que le reprochan pelear ante rivales en desventaja de peso y acabados, como
Amir Khan, Josesito López y Shane Mosley, también son consumidores de la marca “Canelo”.
Pero son más quienes lo ven como un ídolo, a quienes convence con sus nocauts y
estilo de pelea. A esos seguidores no les importó que hubiera perdido con
Mayweather, aunque confían en que pueda derrotar a Golovkin.
Habrá que esperar quién será el siguiente oponente del boxeador más taquillero del momento. Ojalá sea una pelea de unificación, o que suba de lleno a las 160 libras… aunque esa decisión no depende de él, y quizá tampoco de Oscar de la Hoya, sino de las televisoras que programan sus presentaciones en mayo y septiembre, en pleno festejo de las fiestas patrias mexicanas.
ASR
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