19 de septiembre de 2016

Marca “Canelo”, redituable en Fiestas Patrias

“Yo sé que a muchos no les gusta, pero soy el mejor peleador del momento. No le tengo miedo a nadie, tengo 26 años y he peleado con los mejores… ¡Viva México!”, fue el grito del “Canelo”, quien fue capaz de transformar, en ese momento, al Estadio de los vaqueros de Dallas en el Zócalo capitalino.

Ante poco más de 50 mil espectadores, la gran mayoría compatriotas suyos, Saúl Álvarez cumplió con las expectativas y con un nocaut espectacular en el round nueve derrotó a Liam Smith, para convertirse en campeón súper welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y de paso revivir el Grito de Independencia en suelo texano, celebrado un par de días antes.

Con el triunfo ante Smith en Texas, Álvarez ha conseguido cuatro cetros mundiales en dos divisiones


Para acrecentar su victoria y su declaración, el jalisciense subrayó que (pese a que conectó muy buenos uppers con su guardia natural en todo el combate) se lastimó su mano derecha en el segundo round, demeritando un poco la gran actuación de “Beefy”, quien demostró las cualidades que lo llevaron a ser campeón y lo mantenían invicto, y también que el ruido ensordecedor del público a favor del mexicano, sólo lo trastornó en el asalto inicial.

Y es que la superioridad en potencia de Álvarez quedó demostrada desde los primeros jabs y fue hasta el segundo episodio cuando el oriundo de Liverpool, Inglaterra, se animó a lanzar combinaciones de más de cinco golpes; incluso logró cortar ligeramente al mexicano.

Contra las cuerdas, “Canelo” hacía retroceder al inglés y fallaba los contragolpes, aunque parecía que bajo este escenario había planeado la táctica para la victoria, pues los golpes de su rival lo dañaban poco. El mexicano no descifraba las fintas y por momentos sus golpes quedaban en el aire; pero lo mismo sucedía con “Beefy”, quien a partir del cuarto round comenzó a sangrar por la nariz.

Para el quinto asalto, el pánico escénico y el respeto habían desaparecido de la mente de Smith, aunque fue cuando “Canelo” propinó los mejores golpes que lo tambalearon en el centro del ring, y para el sexto, su párpado derecho sangraba constantemente, lo que empezó a dificultarle la vista. Con su gancho izquierdo, Álvarez buscaba el hígado de su oponente, para firmar el triunfo con el sello azteca que registró Julio César Chávez.

La segunda mitad del combate fue el inicio del final. Con dos buenos uppercuts más un volado de derecha a la zona hepática, Saúl derribó a Smith, quien se levantó de inmediato y en lugar de amarrarse, se defendió atacando; Canelo esquivó golpes hasta que terminó el séptimo round. Liam salió al octavo justo como al inicio del combate: dubitativo y sin convicción. Y aunque después pudo abrumar al mexicano contra las cuerdas, terminó yéndose a la lona de nueva cuenta, a causa de otro gancho al cuerpo.

Con las piernas tambaleándose, Smith no alternó su ataque. Sobre su espalda se veía una marca roja que refleja los intentos del mexicano por colocar un sólido gancho a la zona hepática, el cual llegó en el noveno round de forma categórica, y fue tal la expresión de dolor del inglés, que el réferi paró el combate cuando apenas había contado cinco segundos. “Beefe” se levantó de inmediato, cabizbajo y apretando los dientes, consternado por haber sufrido la primera derrota de su carrera profesional.

Al estilo JC Chávez, con un gancho al hígado el "Canelo" deleitó a los 50 mil asistentes


Antes de dar el micrófono al vencedor y nuevo campeón, el presentador pidió un aplauso para el ex monarca británico, quien se murió en la raya. Después siguió otra polémica declaración del jalisciense, quien aseguró que, hace un mes, le ofrecieron “el doble o lo triple de los que ha ganado (¿?)” a Golovkin para que se concrete un combate entre ellos, y sin embargo, el kazajo no ha respondido: hace un mes, cuando las peleas Golovkin-Brook y Smith-Canelo ya estaban firmadas. Eso sí, no precisó si buscaría el cinturón mediano del Consejo Mundial de Boxeo respetando las 160 libras, o pediría un peso pactado de 155 libras, como exigió luego de vencer a Amir Khan.

Es natural que esquiven a Golovkin, pues no nada más se corre el riesgo de sumar una segunda derrota: hay mucho más en juego. “Canelo” no es nada más la segunda marca registrada de su promotor el “Golden Boy”; el mexicano es la actual mina de oro del boxeo mundial y, ¿valdrá la pena arriesgarla ante un rival de 34 años, oriundo de un lejano país, que es seis veces menos poblado que México? Sólo si Golovkin llegase a vender la mitad de lo que este 17 de septiembre recaudó Álvarez, las televisoras presionarían para realizar el tan ansiado combate.

Aunque debió despojarse de los calzones para marcar las 154 en la ceremonia del pesaje, por su juventud Saúl aún puede realizar un par de peleas en esta división, sin que el desgaste represente un riesgo para su salud, aunque sería lamentable que eligieran a Willie Monroe Jr., un mediano natural y quien aburrió en la pelea coestelar de esa noche. En súper welter, como campeones están disponibles los hermanos Jermell y Jermall Charlo, además de Demetrius Andrade, quien a mi parecer es el mejor de la categoría.

Pero “Canelo” no dijo ser el mejor welter, sino el mejor del mundo, aunque si se consideran sus argumentos boxísticos sobre su popularidad, pareciera no encajar siquiera en un top 5, donde desde el año pasado quienes compiten por ser el libra por libra son Golovkin, Román “Chocolatito” González, Andre Ward, Sergei Kovalev y Terence Crawford, y además habrá que agregar a Vasyl Lomachenko y considerar el regreso de Manny Pacquiao.

No hay duda que, tras el retiro de Mayweather -quien también ya amenazó con volver-, el único boxeador capaz de arrastrar a más de 50 mil almas a un estadio es Álvarez; incluso su situación es más admirable, porque el “Money” reunía millares de “haters” y sus fanáticos más bien son acordes a su espectáculo boxístico: mezquino y conservador, incapaces de generar un ambiente semejante al que se vive donde se para el pelirrojo, lo cual no sucedía desde el mejor momento de “Pacman” Pacquiao y Oscar De la Hoya.

Como ejemplo, la semana pasada Carlos Cuadras y “Chocolatito” Martínez apenas juntaron 10 mil personas en el Forum de Inglewood, y eso que ambos se presentaron como campeones vigentes e invictos. Mediáticamente, “Canelo” es lo máximo, y tan sólo se encuentra un peldaño debajo de lo que generaron Mike Tyson, Julio César Chávez y el Púas Olivares, aunque para escalarlo, deberá enfrentar los verdaderos retos.

No recuerdo que Chávez, Juan Manuel Márquez, Erik Morales o Marco Antonio Barrera vociferaran ser los mejores del mundo: nunca necesitaron de la lengua para crear empatía, ni generar polémica. La táctica que le dio resultados a Mayweather, que consistía en decir ser el mejor no sólo del momento, sino de la historia, parece que De la Hoya la ha copiado.

Esa estrategia de antagonista podría tener éxito, ya que mucha gente no olvida que hace cinco años y medio, al pupilo de Chepo y Edison Reynoso le regalaron el cinturón súper welter del CMB, el cual se encontraba vacante y le consiguieron como rival a Matthew Hatton, quien toda su carrera había peleado en peso welter, y ni siquiera estaba posicionado entre los mejores 10.

Muchos de los que odian a Álvarez, o al menos aquellos que lo vieron perder ante Erislandy Lara y Miguel Cotto, y que le reprochan pelear ante rivales en desventaja de peso y acabados, como Amir Khan, Josesito López y Shane Mosley, también son consumidores de la marca “Canelo”. Pero son más quienes lo ven como un ídolo, a quienes convence con sus nocauts y estilo de pelea. A esos seguidores no les importó que hubiera perdido con Mayweather, aunque confían en que pueda derrotar a Golovkin.

Habrá que esperar quién será el siguiente oponente del boxeador más taquillero del momento. Ojalá sea una pelea de unificación, o que suba de lleno a las 160 libras… aunque esa decisión no depende de él, y quizá tampoco de Oscar de la Hoya, sino de las televisoras que programan sus presentaciones en mayo y septiembre, en pleno festejo de las fiestas patrias mexicanas.

 ASR

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